La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) informó que “al menos doce sacerdotes y cinco religiosas fueron asesinados en 2022”, siendo Nigeria el país más peligroso, con cuatro presbíteros muertos.
En un artículo publicado el 27 de diciembre por ACN Colombia, se dio a conocer que, según los datos recogidos, “Nigeria fue en 2022 el país con mayor número de víctimas, con cuatro sacerdotes asesinados”.
“Otros ejemplos de sacerdotes muertos en el ejercicio de su labor pastoral incluyen tres sacerdotes brutalmente asesinados en México por miembros de cárteles de la droga y dos sacerdotes tiroteados en el este de la República Democrática del Congo”, señala el artículo.
Sobre las religiosas asesinadas en 2022, ACN recuerda a la hermana Luisa Dell’Orto, muerta en junio en Haití; las hermanas Mary Daniel Abut y Regina Roba, victimadas en agosto en Sudán del Sur; la hermana Mari de Coppi, liquidada en septiembre en Mozambique; y la hermana Marie-Sylvie Vakatsuraki, asesinada en octubre en la República Democrática del Congo.
Nicaragua, “un país muy preocupante”
En su artículo, ACN advierte que en este 2022 “Nicaragua se ha convertido en un país muy preocupante, pues once miembros del clero han sido detenidos durante el actual conflicto del gobierno con la Iglesia Católica”.
“Entre ellos hay al menos dos seminaristas, un diácono, un obispo y siete sacerdotes”, precisa. En ese sentido, destaca que el Obispo de Matagalpa, Mons. Rolando Álvarez, está con arresto domiciliario y “deberá comparecer ante el tribunal el 10 de enero, acusado de ‘atentar contra la integridad nacional’”.
“También hay informes de sacerdotes a los que se ha prohibido abandonar sus parroquias, y de al menos 10 clérigos a los que el gobierno impide regresar al país”, señala la nota.
Más de 40 sacerdotes secuestrados en 2022
La fundación pontificia indica, por otro lado, que en el 2022 fueron secuestrados 42 sacerdotes, de los cuales “36 han sido liberados, tres fueron asesinados en Nigeria” y otros tres permanecen con paradero desconocido.
De estos, dos fueron raptados en Nigeria y uno en Mali -se trata del misionero alemán Hans-Joachim Lohre, socio de proyectos de ACN-.
A ellos se suman los sacerdotes Joel Yougbaré de Burkina Faso y John Shekwolo de Nigeria, raptados en 2019 y que aún siguen desaparecidos.
En ese sentido, ACN señala que Nigeria es el país donde más secuestran sacerdotes, con 28 casos en 2022; siguen Camerún con seis, Haití con cinco, y Etiopía, Filipinas y Malí con un presbítero raptado cada uno.
Nigeria también es donde más raptan religiosas, con siete casos en 2022; seguido de Burkina Faso y Camerún con un secuestro cada uno. “Afortunadamente, todas han sido liberadas posteriormente por sus secuestradores”, apunta ACN.
Sacerdotes y obispos encarcelados
Además de los casos en Nicaragua, ACN reporta los arrestos de “cuatro sacerdotes de la Iglesia greco-católica ucraniana, que trabajaban en la Ucrania ocupada por Rusia y que fueron detenidos mientras desempeñaban sus actividades pastorales”.
Dos fueron “‘deportados’ a territorio ucraniano”, mientras que los otros siguen detenidos y podrían ser acusados de terrorismo. “Existe el temor de que sean torturados en prisión”, alerta la fundación pontificia.
Asimismo, en Eritrea está “la desaparición y encarcelamiento de un obispo y dos sacerdotes”, y el arresto de un presbítero en Myanmar.
ACN hace notar que en el caso de China es “casi imposible averiguar el número de sacerdotes y obispos católicos detenidos”.
“Según la información recogida por ACN, los clérigos de la Iglesia clandestina son repetidamente detenidos por las autoridades por un periodo de tiempo para presionarlos a unirse a la Iglesia aprobada por el Estado. Por ejemplo, entre enero y mayo de 2022, desaparecieron al menos diez sacerdotes, todos ellos pertenecientes a la comunidad clandestina de Baoding (Hebei)”, denuncia.
Ante ello, la fundación pontificia llama a “los países implicados a hacer lo posible para garantizar la seguridad y libertad de los sacerdotes, religiosas y demás agentes de la pastoral, que sirven indiscriminadamente a los más necesitados en situaciones de peligro”.
Asimismo, pide a los fieles “que recen por los que permanecen en cautiverio, así como por las comunidades y familias que lloran a un muerto”.
